El día de hoy, 3 de noviembre, la Iglesia Católica celebra a San Martín de Porres, testimonio de humildad y sencillez, virtudes que revelan precisamente la auténtica “grandeza” con la que vivió en este mundo.
“Yo te curo y Dios te sana”, solía decir San Martín de Porres, “el santo de la escoba”, el humilde mulato perteneciente a la Orden Dominica, quien se santificó, entre otras cosas, cuidando enfermos y menesterosos. Martín fue nombrado por San Juan XXIII “Santo Patrono de la Justicia Social” y “Patrón Universal de la Paz” en pleno siglo XX, un siglo marcado por la violencia. Su fiesta se celebra universalmente cada 3 de noviembre
Santo es aquel que ha llegado al cielo, algunos han sido canonizados y son por esto propuestos por la Iglesia como ejemplos de vida cristiana.
El Catecismo de la Iglesia Católica habla sobre ellos así:
«Mueren en la gracia y la amistad de Dios y están perfectamente purificados, viven para siempre con Cristo. Son para siempre semejantes a Dios, porque lo ven “tal cual es” (1 Jn 3, 2), cara a cara (cf. 1 Co 13, 12; Ap 22, 4)».
A algunos de ellos los católicos los veneramos en algún día especialmente dedicado a ellos. A todos el 1 de noviembre en la Solemnidad de Todos Santos.
“Si es santo el que los llamó, también ustedes han de ser santos en toda su conducta, según dice la Escritura: Sean santos, porque yo soy santo” (1Pe 1, 15-16).