Puede que mi forma de decir las cosas parezca demasiado asertiva. Mi intención no es juzgar a nadie en particular, pero sí molestar e incomodar al que es llamado por Dios y no responde, porque esta batalla no se ganará si los llamados renuncian a sus armas.
Hoy es el 450 aniversario de la batalla de Lepanto, que nos debe de recordar la lucha por la fe y la moral cristiana, así como las armas necesarias. ¿Por qué la mayoría de los cristianos están muy bien confundidos entre los paganos de hoy? ¿Por qué muchos sacerdotes parecen estar anestesiados y acomodados a lo que dicte este mundo y ni se enteran?
Con estas palabras espero molestar la conciencia de algunos y dar fuerza a otros, porque si no lo hacemos los laicos, puede que estos discursos no lleguen a nadie. Espero que te atrevas a leerlas.
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