La penitencia te arranca de las trivialidades del mundo y te sumerge en los misterios del cielo. La penitencia borra las manchas y los vestigios de pecado y te perfuma con el óleo de la santidad. La penitencia te embriaga de amor y crea en lo profundo de tu corazón, sed insaciable de Dios, sed insaciable de Cielo. La penitencia te lleva a un martirio espiritual, abrazar la cruz de Jesús. La penitencia acicala tu ser, te embellece hasta que te comportes como ángel en la tierra.
San José