Padre eterno:
Te ofrezco la preciosísima sangre de tu Divino Hijo Jesus,
en unión con las misas celebradas hoy en el mundo,
por todas las benditas almas del purgatorio,
por todas las almas de todo el mundo
por los pecadores de la Iglesia católica,
por los de mi casa y mi familia.
Amén.
Amén
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