Hemos de comunicar su mensaje, no nuestras tradiciones. Hemos de enseñar curando la vida, no adoctrinando las mentes. Hemos de anunciar su Espíritu, no nuestras teologías, ni nuestras ideologías. Si nuestra predicación no atrae, no seduce, no hace cambiar a las personas, no hemos predicado bien el Evangelio de Jesús.
Sandra Torres
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