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Cómo el rechazo, el abandono y el abuso nos afectan y desequilibran emocionalmente

¿Cómo podemos abrir nuestro corazón y reconciliarnos con aquellos que nos han humillado, siguiendo el ejemplo de Jesús?

Los obispos argentinos se han reunido en la Casa de Retiros “El Cenáculo” para realizar su 123ª Asamblea Plenaria. Durante la misa de apertura, el obispo de San Isidro y presidente de la Conferencia Episcopal Argentina, Mons. Óscar Ojea, destacó la importancia de la invitación de Jesús en cada Eucaristía a compartir su mesa, enfatizando que somos invitados a un banquete de amor donde no tenemos cómo retribuirle, ya que es Él mismo quien se dona por nosotros.

El obispo Ojea hizo referencia a San Agustín y planteó la idea de prolongar en nuestras vidas la entrega de Jesús a través de la participación en la Eucaristía. Reflexionando sobre el pasaje del Evangelio del día, Ojea compartió tres ideas presentes en el texto: la gratuidad, la importancia de dar sin esperar nada a cambio y la inmensa libertad que supone el acto de dar. Enfatizó que el dar por amor y sin esperar retribución es una virtud que concede libertad a las personas que así se conducen.

Además, Ojea abordó la cuestión de la credibilidad de la Iglesia y destacó la importancia de escuchar y acompañar a aquellos que se han sentido heridos y rechazados por la institución. Hizo un llamado a abrir el corazón y recibir como enemigos a aquellos con quienes es necesario reconciliarse y sanar las humillaciones recibidas. Según Ojea, toda víctima de rechazo, abandono o abuso nos incomoda y desinstala, pero al tenderles la mesa, recibimos una verdadera bendición.

El obispo también se refirió a la realidad del país y la importancia de recuperar a los descartados. Hizo hincapié en la necesidad de centrarse en la justicia, la inclusión y la solidaridad. Recordó que la Asamblea Sinodal habla de la importancia de amar a los pobres, entendiendo el amor como respeto, acogida y reconocimiento. Para la Iglesia, la opción por los pobres y descartados es una categoría teológica antes que cultural, sociológica, política o filosófica.

Ojea afirmó que invitar a la mesa a aquellos que no nos pueden retribuir resalta la importancia que Jesús da a la dignidad de las personas, sin hacer cálculos en favor de aquellos que nos pueden ayudar o cuya palabra nos conviene. Para él, lo que importa son las personas, su sufrimiento, sus anhelos y sus sueños. Promover al ser humano por su dignidad como hijo de Dios y hermano en Cristo es lo que realmente le importa.

Finalmente, expresó el profundo deseo de que el Papa Francisco visite Argentina, ya que esto ayudaría a sanar heridas, crecer en el aprendizaje del diálogo y renovarse en el espíritu misionero. Según Ojea, esto permitiría tender una mesa generosa en la que haya lugar para todos, como el Papa ha insistido en sus discursos.

En resumen, la 123ª Asamblea Plenaria de los obispos argentinos ha centrado su atención en la importancia de invitar a la mesa a aquellos que no nos pueden retribuir, escuchar y acompañar a los heridos y rechazados, y recuperar a los descartados. El enfoque principal ha sido promover la dignidad de las personas y amar a los pobres, entendiendo el amor como respeto, acogida y reconocimiento. El obispo Ojea espera que la visita del Papa Francisco ayude a sanar heridas, fortalecer el diálogo y renovar el espíritu misionero de la Iglesia en Argentina.

Con información de ReligionDigital.org