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¿Cómo influye el pensamiento de Henri de Lubac en la Iglesia actual?

¿Cuál fue la aportación teológica del cardenal de Lubac y cómo fue su enfoque del misterio de la Iglesia?

Los prelados de Francia han acordado emprender una investigación que pueda culminar en la beatificación del cardenal Henri de Lubac (1896-1991).

Un teólogo jesuita llamado Michel Fédou destaca la gran influencia que Lubac tuvo en el pensamiento contemporáneo de la Iglesia.

La contribución teológica del padre Henri de Lubac se halla en su obra Catolicismo, la cual publicó en 1938 y que supone el comienzo de su producción escrita.

Lubac no sigue la costumbre de comentar las tesis de santo Tomás de Aquino o los escritos de los comentaristas de estos tratados, sino que sigue otra vía que recurre, en particular, a los textos de los Padres de la Iglesia (que editó fundando la colección “Sources chrétiennes” con el jesuita Jean Daniélou) y a otros autores de la época medieval.

Busca afianzar la teología a través de la gran tradición eclesiástica, en su continuidad a lo largo del tiempo, desde los escritores de los primeros siglos hasta los escritores espirituales modernos.

Catolicismo también destaca el carácter intrínsecamente social del cristianismo, en la medida en que se trata de una enseñanza para todo humano.

De igual modo, el padre de Lubac admite la dimensión histórica del cristianismo, que se cimienta en un suceso histórico: el nacimiento, la vida, la muerte y la resurrección de Cristo.

¿Cuál es su enfoque del misterio de la Iglesia? También en este aspecto, el padre de Lubac se desenvuelve de manera novedosa para su época.

Publicó Meditaciones sobre la Iglesiaen 1953, luego de que se le vetara como profesor tres años antes.

La obra contiene un verdadero homenaje hacia la Iglesia.

Lubac procura mostrar que la Iglesia es, en esencia, tanto una institución como un misterio.

La Iglesia es, en efecto, en parte, una institución con sus propias obligaciones, limitaciones y errores.

Pero al mismo tiempo, este aparato institucional encarna también un misterio: es la Iglesia donde Cristo se comunica y se manifiesta hoy en día.

El padre Lubac señala que es “el sacramento de Jesucristo”.

Además, proclama que “no es solo la Iglesia la que hace la Eucaristía, es también la Eucaristía la que hace la Iglesia”.

Hasta entonces, se apuntaba que la Iglesia celebra los sacramentos, pero se olvidaba que, al contrario, los sacramentos contribuyen a “formar la Iglesia”: por estos sacramentos, los fieles se unen en un solo cuerpo.

¿Por qué prohibieron su enseñanza? Su libro El misterio de lo sobrenatural, publicado en 1946, le valió fuertes críticas y contestaciones que causaron su sufrimiento.

En esta obra, Lubac defiende que el ser humano está, desde su creación, habitado por un acto de llamado: la vocación a conocer a Dios y a amarlo.

En aquellos años, los teólogos enarbolaban que el ser humano había sido creado por Dios, pero que aún no había recibido la vocación sobrenatural de estar en comunión con Él, que solo se añadiría posteriormente.

Deseaban preservar la gratuidad del don de Dios, no debían presionarle para establecer una comunión perfecta entre Él y el ser humano.

En junio de 1950, el padre de Lubac al igual que cuatro teólogos más, recibió la prohibición de enseñar esta materia.

Esta situación lo hirió profundamente.

Se sintió como rehabilitado cuando fue invitado por el papa Juan XXIII a participar en el Concilio Vaticano II como experto.

Gradualmente, a partir de la década de los años 60, se fue reconociendo la importancia de su obra.

El padre de Lubac defendía el diálogo con el mundo moderno… por supuesto.

Podía ver cómo el cristianismo podía responder al desafío del humanismo ateo, encarnado por ejemplo en las filosofías de Nietzsche o Feuerbach.

No deseaba crear una teología atemporal, sino reflexionar sobre el lugar y el significado del cristianismo dentro de la época actual.

Esto implica una confrontación con el ateísmo y otras religiones, incluyendo en particular al budismo, al que dedicó tres obras.

Estaba atento igualmente al desarrollo de la reflexión sobre las ciencias.

Dudó en compartir la obra del paleontólogo Teilhard de Chardin, quien también fue jesuita y considerado sospechoso por Roma.

Admiraba su enfoque, muy audaz, que procura reconciliar la fe cristiana con la ciencia moderna, particularmente, con las teorías evolutivas.

¿Qué nos puede decir aún el padre de Lubac en la actualidad? La cuestión de lo sobrenatural todavía está presente hoy.

Puede que tengamos la sensación de poder llevar una vida humana sin hacer referencia alguna a Dios… Pero ¡el padre de Lubac nos interpela! ¿Puede el ser humano cumplir plenamente su vocación, si no posee una relación real y viva con Dios? Ante la crisis de los abusos en la Iglesia, puede que resulte tentador el romper con ella.

Pero, Henri de Lubac da un testimonio firme de amor hacia la Iglesia y de fidelidad hacia la misma.

Las siguientes preguntas pueden ayudarnos a profundizar y reflexionar sobre el tema:

1. ¿Cuál es la aportación teológica del cardenal de Lubac? La enraización de la teología en la tradición de la Iglesia y la dimensión social e histórica del cristianismo.
2. ¿Cómo enfoca el misterio de la Iglesia? Como una institución y un misterio inseparables, donde Cristo se comunica y se hace presente hoy.
3. ¿Por qué se le prohibió la enseñanza? Por su opinión de que el ser humano está habitado por una llamada a conocer y amar a Dios desde su creación.
4. ¿Qué opinaba de la relación entre el cristianismo y el mundo moderno? Defendía el diálogo y la confrontación con las religiones y el ateísmo.
5. ¿Tiene aún hoy algo que decirnos el padre de Lubac? Sí, sobre la importancia de tener una relación viva con Dios y sobre la fidelidad y amor a la Iglesia.

Con información de es.la-croix.com