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¿Cómo podemos custodiar nuestro corazón y resistir la tentación, siguiendo el ejemplo de Adán y Eva en el Génesis?
Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días! Hoy me gustaría iniciar un ciclo de catequesis sobre el tema de los vicios y las virtudes. Para ello, podemos remontarnos al principio mismo de la Biblia, donde el libro del Génesis, a través del relato de los progenitores, expone la dinámica del mal y de la tentación. Tomemos como ejemplo el paraíso terrenal, el Jardín del Edén, donde aparece un personaje que se convierte en el símbolo de la tentación: la serpiente, un animal insidioso que se mueve lentamente y logra mimetizarse peligrosamente con su entorno.
Al iniciar su diálogo con Adán y Eva, la serpiente demuestra ser un refinado dialéctico. Comienza con una pregunta maliciosa que distorsiona la verdad, llevando a los progenitores a sucumbir a la tentación. La idea de un Dios no tan bueno, que quería mantenerlos sometidos, se coló en sus mentes y provocó el colapso de todo. La Biblia nos enseña que el mal no comienza de repente, sino que se filtra lentamente en la mente, adormeciéndola con pensamientos y llevando a la persona a sucumbir a la tentación.
Se nos aconseja no dialogar con el diablo, pues es más astuto que nosotros. Jesús mismo nunca dialogó con el diablo; lo expulsó. Durante las tentaciones en el desierto, tampoco dialogó, sino que respondió con las palabras de la Sagrada Escritura. La recomendación es custodiar el corazón y no abrir la puerta a la tentación, ya que el diablo es inteligente y puede presentarse como un ser benigno. Quien guarda su corazón, guarda un tesoro, por lo que es crucial aprender a cuidarlo.
Por otra parte, es esencial discernir si nuestros pensamientos y deseos provienen de Dios o del adversario, ya que el demonio actúa muchas veces bajo apariencia de bien. Por ello, en la vida cristiana es fundamental permanecer siempre vigilantes y custodiar el corazón.
Finalmente, saludo cordialmente a los peregrinos de lengua española, en particular, al coro de los niños cantores de Zulia, provenientes de Venezuela. En estos días de Navidad, pidamos la intercesión de san José, Custodio de Jesús y María, para que nos enseñe a cuidar el corazón y a estar atentos a todo lo que pueda alejarnos del Señor. Que Dios los bendiga y que la Virgen los cuide. Muchas gracias.
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Con información de es.catholic.net