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¿Cómo se relaciona la pasión por la evangelización con el celo apostólico del creyente y el servicio eclesial, según el Concilio Vaticano II?

¿Cómo el Concilio Vaticano II ve la evangelización como un servicio eclesial y la participación de cada bautizado en la misión de Cristo?

En su catequesis más reciente, el Santo Padre destacó la importancia de la evangelización en la Iglesia.

Comenzó recordando que el primer concilio en la historia de la Iglesia, convocado en Jerusalén, surgió en torno a una cuestión relacionada con la evangelización.

En ese entonces, se creía que solo se debía llevar el anuncio del Evangelio a los judíos, pero el concilio decidió abrir la Buena Noticia a los no judíos.

En el siglo XX, el Concilio Vaticano II presentó a la Iglesia como un Pueblo de Dios peregrino en el tiempo y misionero.

El Papa Francisco enfatizó que hay un puente entre el primer concilio y el último, en el signo de la evangelización, cuyo arquitecto es el Espíritu Santo.

La evangelización se hace siempre en comunidad y sin hacer proselitismo, ya que el evangelizador transmite siempre lo que él mismo ha recibido.

El dinamismo eclesial de transmisión del mensaje es vinculante y garantiza la autenticidad del anuncio cristiano.

La dimensión eclesial de la evangelización es un criterio de verificación del celo apostólico y una verificación necesaria, ya que la tentación de proceder “en solitario” siempre acecha.

También es peligrosa la tentación de seguir caminos pseudo-eclesiales más fáciles y adoptar la lógica mundana de números y encuestas, contando con la fuerza de nuestras ideas, programas y estructuras.

Lo fundamental es la fuerza que el Espíritu nos da para anunciar la verdad de Jesucristo.

El Decretro Ad Gentes del Concilio Vaticano II invita a considerar el amor de Dios Padre como una fuente que alcanza a cada ser humano.

El amor de Dios no es para un grupo solamente, sino para todos.

El Papa Francisco resaltó que el celo apostólico no es un entusiasmo, sino una gracia de Dios, que debemos custodiar en virtud del Bautismo recibido y de la consecuente incorporación en la Iglesia.

Todo bautizado participa en la misión de la Iglesia y, en ella, a la misión de Cristo Rey, Sacerdote y Profeta.

El celo misionero del creyente se expresa también como búsqueda creativa de nuevos modos de anunciar y testimoniar, y nuevos modos para encontrar la humanidad herida de la que Cristo se hizo cargo.

La evangelización es un servicio, y si una persona se dice evangelizador y no tiene esa actitud de servidor, no es un evangelizador, sino un pobre hombre.

El Santo Padre nos invita a volver al amor fundamental del Padre y a las misiones del Hijo y del Espíritu Santo, que nos lleva a reconocer la gratuidad del don de la plenitud de vida a la que estamos llamados.

Este don no es solamente para nosotros, sino que es para darlo a los otros.

Pidamos al Señor esta gracia, de tomar de la mano esta vocación cristiana y dar gracias al Señor por eso que nos ha dado.

Las siguientes preguntas pueden ayudarnos a profundizar y reflexionar sobre el tema:

1. ¿Cuál es el puente entre el primer y el último Concilio en relación a la evangelización?
R: El puente es la naturaleza misionera de la Iglesia y la transmisión auténtica del mensaje cristiano.

2. ¿Por qué la evangelización se hace siempre en comunidad y sin hacer proselitismo?
R: Porque la dimensión eclesial de la evangelización constituye un criterio de verificación del celo apostólico y garantiza la autenticidad del anuncio cristiano.

3. ¿Quién es un agente evangelizador?
R: Todo bautizado, cualquiera que sea su función en la Iglesia y el grado de ilustración de su fe, es un agente evangelizador.

4. ¿Qué significa el celo apostólico?
R: El celo apostólico no es un entusiasmo, es una gracia de Dios que debemos custodiar y expresar como búsqueda creativa de nuevos modos de anunciar y testimoniar.

5. ¿Cómo debemos vivir nuestra vocación de bautizados y encontrar nuevos caminos para evangelizar?
R: Debemos vivir fielmente nuestra vocación de bautizados y encontrar nuevos caminos para evangelizar con sentido de responsabilidad y recorriendo juntos los caminos de la historia en espera vigilante de su cumplimiento.

Con información de es.catholic.net