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¿Cuál es el recorrido de la Guerra de los íconos desde Moscú hasta el Donbass?

¿Cómo está la iglesia Ortodoxa de Rusia utilizando íconos como un medio de defensa contra los contraataques ucranianos?

El gobierno ruso, consciente de la importancia de la iconografía en la cultura y religión ortodoxa, ha destinado 60 millones de rublos para la creación de reproducciones fieles de las imágenes sagradas de Cristo, la Virgen y los santos, a cargo del museo Rublev. Proyecto que ha sido denominado “Rostros del ícono ruso” y está destinado específicamente para las ciudades ubicadas entre Donetsk y Mariupol, puntos estratégicos de control de la zona que desemboca en el Mar de Azov, ruta de acceso a Crimea.

Estos íconos, esenciales para la fe ortodoxa, son reproducciones fieles a las técnicas originales, incluyendo los materiales utilizados en la época, y en su creación se ha prestado especial atención a las imágenes prioritarias, tales como el “Salvador no hecho por manos humanas” (Spas Nerukotvornyj), la “Madre de Dios Yaroslavskaja”, una versión sintética de “Vladimirskaya” y de la “Kazanskaya”, y la imagen triunfante de la “Resurrección de Cristo”, que rompe las puertas del Hades y libera a la humanidad esclavizada por el demonio tomando de la mano a Adán y Eva.

Putin ya había distribuido íconos a los soldados que se encuentran en primera línea durante su última visita propagandística al Donbass. De ambos bandos proceden íconos pintados sobre chalecos blindados -defensa sagrada contra las balas enemigas- uno de los cuales fue obsequiado por Zelenski al Papa Francisco en su reciente visita a Roma.

El museo Rublev, ubicado en el centro de Moscú, es uno de los más importantes del país y cuenta con colecciones de íconos que muestran la destreza y el talento de sus artesanos y que han logrado trascender fronteras. El Monasterio Andronikov, donde se encuentra el Museo Rublev, es el lugar donde el monje Andrey pasó sus años de formación bajo la guía de San Sergio de Radonezh, quien luego se trasladó al monasterio en las afueras de Moscú dedicado a la Santísima Trinidad.

Stalin inauguró el museo en 1947 y durante mucho tiempo permaneció en manos del Estado, a pesar de los insistentes pedidos del patriarca Kirill para que fuera devuelto a la Iglesia. Actualmente, el museo se encuentra bajo el control del patriarcado y del Ministerio de Defensa, institución que es cercana a la Iglesia Ortodoxa de todos los órganos del Estado.

La Trinidad de Rublev, uno de los íconos más importantes de la iconografía ortodoxa, ha sido trasladada con gran pompa, en vehículos especiales con una atmósfera interna invariable, a lo largo del corto trayecto que va del museo hasta la Catedral del Santísimo Salvador de Moscú, donde debería permanecer un par de semanas antes de regresar al taller de restauración. Se espera que permanezca allí por un tiempo prolongado, simbolizando la restauración de toda la imagen de Rusia.

La importancia de estas imágenes sagradas para la fe ortodoxa no puede ser subestimada. Además de ser utilizadas para la contemplación y meditación, como una forma de acercarse a Dios, también son vistas como una defensa sagrada contra las balas enemigas por aquellos que se encuentran en primera línea del frente en Ucrania. Los íconos son un símbolo no sólo de la historia y la cultura rusa, sino también de su espiritualidad y creencias religiosas.

En conclusión, el gobierno ruso ha destinado 60 millones de rublos para la creación de reproducciones fieles de las imágenes sagradas de Cristo, la Virgen y los santos a cargo del museo Rublev, proyecto que ha sido denominado “Rostros del ícono ruso”. Estas imágenes son esenciales para la fe ortodoxa y son vistas como una defensa sagrada contra las balas enemigas por aquellos que se encuentran en primera línea del frente en Ucrania. Los íconos son un símbolo no sólo de la historia y la cultura rusa, sino también de su espiritualidad y creencias religiosas.

Con información de Asianews.it