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San Vicente fue uno de los tres grandes diáconos que dieron su vida por Cristo. Sufrió crueles tormentos bajo la persecución de Dioclesiano, pero su valentía e incansable fe lo llevaron a la gloria. Su culto se extendió por toda la Cristiandad y se recordará siempre como el mártir invicto.
San Vicente es uno de los tres grandes diáconos que ofrecieron su vida por Cristo. Junto con Lorenzo y Esteban Corona, forman un triunvirato de santos venerados por la Iglesia. San Agustín, San León Magno y San Ambrosio han celebrado la vida de Vicente.
Vicente era de origen noble, y su madre, según algunos, era hermana de San Lorenzo. Él estudió la carrera eclesiástica en Zaragoza, al lado del obispo Valero, quien lo nombró primer díacono para ayudarlo en el ministerio.
En ese mismo momento, el emperador Dioclesiano había decretado una de las persecuciones más crueles contra la Iglesia, que fue aplicada por Daciano en España. Los cristianos fueron encarcelados y torturados. Daciano llegó a Zaragoza y ordenó la detención de Valero y Vicente, quienes fueron trasladados a Valencia.
Durante el interrogatorio, Vicente respondió por los dos con valentía. A pesar de las amenazas de Daciano, él rechazó abjurar. El prefecto mandó entonces aplicarle el tormento del potro, y luego lo arrojó a un calabozo oscuro y fétido. Sin embargo, el espíritu de Vicente era inquebrantable.
Finalmente, Daciano ordenó que el cuerpo de Vicente fuera mutilado y arrojado al mar. Pero las olas lo devolvieron a tierra para proclamar el triunfo de Vicente el Invicto. Su culto se extendió por toda la cristiandad.
San Vicente fue un mártir fiel que ofreció su vida por Cristo. Su valentía y fortaleza de fe son una lección para nosotros. Hagamos una oración para que su ejemplo nos ayude a ser fieles a Dios en todas las circunstancias de nuestras vidas.
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Con información de aciprensa.com – Foto Crédito: aciprensa
