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El obispo Schneider advierte que el Sínodo debilita la jerarquía de la Iglesia al otorgar el mismo derecho de voto a los laicos y obispos.

¿Por qué el obispo Athanasius Schneider está apelando al Papa Francisco para que revoque las nuevas normas del Sínodo de los Obispos que otorgan los mismos derechos de voto a obispos y laicos?

El obispo Athanasius Schneider ha expresado su preocupación por los nuevos cambios en las normas del Sínodo de los Obispos, que otorgan los mismos derechos de voto a los obispos y laicos. Según el obispo, estos cambios socavan la constitución divina de la Iglesia y la adaptan más a un modelo protestante o incluso secular. Desde una perspectiva católica, se entiende que un sínodo de obispos es un instrumento por el cual la jerarquía ejerce su función docente y de gobierno. Aunque se puede invitar a los laicos a participar en un sínodo para dar su consejo, la estructura jerárquica de la Iglesia siempre se ha reflejado en las normas de votación, reflejando la diferencia esencial entre el sacerdocio jerárquico/ministerial y el sacerdocio común.

El obispo Schneider destaca que los cambios en la composición de la asamblea hacen que el próximo sínodo parezca más un parlamento democrático o igualitario en lugar de una jerarquía monárquica establecida por Nuestro Señor Jesucristo. Además, afirma que los procesos y documentos sinodales y el próximo Sínodo en Roma han adoptado un método ajeno al espíritu de los Apóstoles, los Padres de la Iglesia y la genuina tradición de la Iglesia.

Es esencial que la comunión en la Iglesia sea orgánica, con diferentes funciones y órganos, pero la función que mejor caracteriza esta unidad compleja es la jerarquía apostólica. La jerarquía es la que el mismo Jesucristo distinguió de la multitud y a la que en su nombre le ha encomendado dirigirla pastoralmente, convocarla, y luego instruirla, santificarla y asistirla. La jerarquía está investida de un deber primordial: el del testimonio, el de la transmisión rigurosa y fiel.

En conclusión, se debe recordar que los laicos pueden ser consultados sobre asuntos de fe, pero no deben ser invitados a votar formalmente junto con los obispos. Históricamente, ha habido casos en los que se consultó a los laicos sobre cuestiones de fe, pero no fueron invitados a votar formalmente junto con los obispos. La confusión doctrinal generalizada en nuestros días tiene un parecido sorprendente con la crisis arriana del siglo IV. Los diversos documentos emitidos durante el actual proceso sinodal representan el tipo de confusión contra la que San Hilario de Poitiers advirtió, mezclando lo verdadero y lo falso y confundiendo la luz y las tinieblas. En resumen, se espera que el sínodo se desarrolle de acuerdo con la estructura jerárquica de la Iglesia, lo que permitirá una orientación y dirección precisas por parte de la jerarquía.

Con información de infovaticana.com