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¿Cuáles eran los rasgos de San Pío X en relación a la primacía de Dios, la caridad hacia los pobres y la paz?
El cardenal Secretario de Estado vaticano presidió en Cendrole la majestuosa misa que marcó el final de la peregrinación a Treviso de los sagrados restos del Papa Giuseppe Sarto. Fue un acto de profundo amor y devoción hacia los necesitados, pues el Santo Pontífice se privó de su propia alimentación diaria para aliviar las miserias de los más desfavorecidos. Además, fue un auténtico pacifista, mucho antes de que se acuñara ese término, siendo pionero en la postura de la Santa Sede de mantener una equidistancia imparcial frente a todos los beligerantes, una constante que ha perdurado en los pontificados posteriores.
El cardenal Pietro Parolin, en su discurso al finalizar esta grandiosa peregrinación, resaltó los rasgos distintivos de San Pío X: su primordialidad de Dios, su inmenso amor hacia los pobres y su incansable compromiso por la paz. Pío X fue un auténtico enamorado de Dios y de su Palabra, siendo el creador del catecismo en forma de preguntas y respuestas, con el fin de que todos pudieran conocer y comprender el mensaje del Evangelio de Jesús. Además, fue un ferviente adorador de Jesús en la Eucaristía, siempre convocando a todos a participar en su celebración. Pero sobre todo, se destacó por su amor incondicional hacia los más necesitados, sacrificando incluso su propia alimentación diaria para sostener, aliviar y suplir las necesidades vitales de los más marginados.
La caridad fue una virtud que San Pío X practicaba constantemente. Desde sus primeros días como sacerdote, hizo de ella una opción de vida, demostrando un amor inmenso hacia los pobres y una solidaridad ejemplar hacia sus prójimos. El cardenal Parolin mencionó los numerosos testimonios que hablan del profundo amor del Papa Sarto por los más desfavorecidos y su constante búsqueda de ayudarlos en sus necesidades.
Pero además de su caridad, Pío X era un auténtico defensor de la paz y un ferviente opositor de la guerra. Era un auténtico pacifista, no por una mera opción política o ideológica, sino por una coherencia cristiana arraigada en su ser. Fue el precursor de la posición de la Santa Sede de mantener una equidistancia imparcial frente a los beligerantes, una característica constante que ha marcado los pontificados posteriores hasta la actualidad.
El deseo de paz era una llama ardiente en el corazón de Pío X. En su primera encíclica, E supremi apostolatus cathedra, dejó claro que su propósito principal era “Renovar todas las cosas en Cristo, para que sea Todo y en todos Cristo”. Para Pío X, venerar sus restos mortales es reconocer su testimonio de fe y su devoción centrada en Dios, como un hombre que verdaderamente buscaba a Dios. Al citar las palabras del Papa Sarto, el cardenal Parolin nos recordó la importancia de la paz, afirmando que sin la presencia de Dios, la justicia no puede existir y, por lo tanto, la esperanza de paz se desvanece. Según el cardenal, estas palabras son de una actualidad impresionante, y nos insta a todos a seguir el ejemplo de Papa Sarto, reconociendo a Cristo como el único salvador del mundo y convirtiéndonos en agentes de la verdad y testigos del Evangelio en todas las áreas de nuestras vidas.
En conclusión, la peregrinación a Treviso de los restos del Papa Giuseppe Sarto nos ha recordado la grandeza y la virtud de San Pío X. Su amor incondicional hacia los menos afortunados y su ferviente defensa de la paz son cualidades que todos debemos admirar y emular. Su legado perdura en la historia de la Iglesia y nos enseña la importancia de buscar a Dios en todas las cosas y ser agentes de la verdad y la paz en este mundo.
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Con información de vaticannews.va | Foto Créditos: vaticannews.va