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Muchas veces la Cuaresma nos lleva a reflexionar sobre nuestro compromiso con nuestra fe, y una de las prácticas más comunes durante esta temporada es el ayuno. Un hombre llamado Wilson decidió realizar un ayuno en el que solo bebería cerveza doppelbock, en honor a una tradición de monjes bávaros que ayunaban de la misma manera en el siglo XVII.
La experiencia de Wilson le enseñó a ser más consciente de su humanidad y de sus imperfecciones, y lo llevó a enfocarse en su propósito espiritual en lugar de usar los medios para obtener publicidad y atención. Llegó a la conclusión de que los monjes debían ser conscientes de su humanidad y de sus imperfecciones, y que el ayuno anual no era solo para soportar el sacrificio, sino también para enfatizar y redescubrir sus propias deficiencias en un esfuerzo por perfeccionarse continuamente.
Aunque los católicos no están obligados a ayunar con esta práctica específica, sí deben hacer penitencia durante la temporada de Cuaresma en el ejemplo del ayuno de 40 días de Cristo en el desierto, en conmemoración de su muerte y en preparación para la Pascua. Los católicos adultos saludables de entre 18 y 59 años de edad en los EE. UU. deben ayunar durante el Miércoles de Ceniza y el Viernes Santo, y se les anima a ayunar el Viernes Santo y el Sábado Santo hasta la Vigilia Pascual.
En la carta pastoral de 1966 sobre el ayuno, los obispos católicos de los EE. UU. escribieron: «Ningún cristiano católico se excusará a la ligera de una obligación tan sagrada el miércoles que abre solemnemente la temporada de Cuaresma y el viernes llamado ‘Bueno’ porque en ese día Cristo sufrió en la carne y murió por nuestros pecados». Estas pautas sugieren que se coma una comida completa y dos comidas más pequeñas, que en conjunto no equivalgan a una comida completa. También se recomienda abstenerse de comer carne los viernes de Cuaresma, y participar en la Misa diaria y hacer observancia autoimpuesta del ayuno en otros días de Cuaresma, así como hacer limosna, el estudio de la Biblia y devociones como el rosario y las Estaciones de la Cruz.
La Cuaresma es un tiempo de reflexión, oración y compromiso con la fe. El ayuno y la penitencia son prácticas que los católicos pueden realizar durante esta temporada para fortalecer su fe y estar más cerca de Dios. Es importante enfocarse en el propósito espiritual del ayuno y la penitencia en lugar de usarlos como una forma de obtener publicidad y atención. Siguiendo las pautas de la Iglesia, podemos hacer un verdadero compromiso con nuestra fe y prepararnos adecuadamente para la Pascua.
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Con información de CNA. Créditos de foto: CNA
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