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¿Es momento de soñar?

¿Cómo podemos aplicar la sinodalidad en la Iglesia para mejorar su rostro y acercarla a las personas más desfavorecidas?

En ocasiones, al leer o escuchar las noticias que nos llegan desde diferentes partes del planeta, me invade una sensación de tristeza que me hace creer que no hay nada positivo a nuestro alrededor. Sin embargo, me resisto a caer en la desesperación y trato de buscar hechos y acontecimientos que me permitan ver la realidad desde una perspectiva diferente, sin obviar su crudeza.

Vivir es soñar y, por tanto, dejar de soñar es sinónimo de acabar con la vida. Una existencia sin luz ni sabor es aburrida. Los sueños nos impulsan a enfrentar los retos que nos presenta cada jornada, y en el seno de la Iglesia, no nos faltan. Hoy, en un tiempo de sinodalidad, todas las personas, creyentes y no creyentes, tenemos la oportunidad de expresar nuestras opiniones para mejorar la apariencia de la institución eclesiástica. Una apariencia que a menudo aparece lastimada, que no otorga la protección y el refugio que se espera, y que incluso puede volverse hostil, alejando a las personas.

No deseamos adoptar una postura pasiva e incluso menos una ofensiva. Queremos seguir soñando y aceptando los retos que se nos presentan. Existe una mirada que nos despierta y nos incentiva, basta con centrar nuestra atención en Jesús y en sus gestos y actitudes recogidos en el Evangelio. Observemos cómo miraba de cerca, tocaba y permitía que lo tocaran, socializaba con los miembros más marginados de la sociedad, incluso prefería prestar atención a la gente más desfavorecida.

Pero no solo nos fijamos en Jesús, también lo hacemos en los poetas. La poesía alimenta nuestros sueños y nos da las palabras apropiadas para sostener la esperanza, el desafío de ser mujeres en una Iglesia en proceso sinodal y la ambición de valorarnos, de conocer nuestras capacidades, de tener una actitud propositiva, de no dar ningún paso atrás en momentos en que se necesitan pisadas firmes hacia adelante.

Soñamos con que la Ruah sea la que dirija nuestros pasos, que nos anime en nuestro camino, que nos impulse a unirnos con otros y a avanzar juntos. No podemos emprender este camino en soledad, debemos ir en grupo, en comunidad. Este es el verdadero significado de la sinodalidad a la que le otorgamos nuestra confianza y a la que creemos que no tiene fecha de caducidad.

No te rindas, por favor, ni cedas, a pesar de que sientas el frío quemando… aún hay vida en tus sueños porque cada día es un nuevo comienzo, porque esta es la hora y el mejor momento, escribió el poeta uruguayo Mario Benedetti. Sigamos sus sabias palabras y persistamos en nuestros sueños, porque ellos nos dan la fuerza necesaria para continuar incluso cuando las cosas parecen difíciles.

Las siguientes preguntas pueden ayudarnos a profundizar y reflexionar sobre el tema:

1. ¿Qué es el Sínodo sobre la sinodalidad 2024?
El Sínodo es una reunión de obispos y laicos de todo el mundo para reflexionar sobre la sinodalidad en la Iglesia.

2. ¿Qué significa sinodalidad?
La sinodalidad es la reflexión conjunta y la toma de decisiones en la Iglesia, incluyendo a todos sus miembros.

3. ¿Cuál es la importancia de soñar en la vida y en la Iglesia?
Los sueños nos empujan a enfrentar retos y a buscar la mejora en la vida y en la Iglesia.

4. ¿Qué elementos dan animo y esperanza al soñar en la Iglesia?
La contemplación de Jesús en el Evangelio y la poesía son elementos que inspiran y dan esperanza al soñar en la Iglesia.

5. ¿Cómo se debe vivir la sinodalidad en la Iglesia?
La sinodalidad se debe vivir en comunidad y haciendo camino juntos para lograr una Iglesia más cercana, segura y acogedora para todos.

Con información de alfayomega.es | Foto Créditos: alfayomega