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Experiencia espiritual durante el Tiempo Ordinario

¿Cómo mantener la esperanza en el camino cotidiano con la Palabra de Dios como nuestro Pan y compañía constante en la vida?

El tiempo ordinario transcurre después de las celebraciones religiosas como la Pascua y la fiesta de Dios. Durante este periodo, nos queda la fuerza divina para enfrentar los desafíos cotidianos, que en ocasiones pueden resultar difíciles de superar. No obstante, debemos tener la esperanza de que Dios siempre nos acompaña en nuestro andar y nos ayuda a superar los obstáculos que se presenten en el camino.

Aunque la esperanza es indispensable, en muchas ocasiones nos vemos enfrentados a situaciones que nos abruman y hacen que nuestra fe flaqueé. Pero aun en esos momentos, es importante recordar las palabras de Dios: “Yo voy contigo, donde tú vayas”. Esto quiere decir que la presencia divina siempre estará a nuestro lado, incluso cuando nos encontramos en los momentos más difíciles.

El camino que transitamos en la vida no siempre es fácil. A veces la arena del camino nos hace perder la dirección, o el sol abrasador del verano nos agota y nos quita las fuerzas. En esos momentos, anhelamos un breve respiro, la sombra o el agua fresca de un río. Sin embargo, aunque deseamos estar lejos de los obstáculos, a menudo nos resulta difícil escapar de ellos. Pero siempre debemos recordar que Dios está con nosotros, ayudándonos a superar cada uno de los momentos difíciles que enfrentamos.

En nuestro periplo por la vida, nos encontramos muchas veces solos. Sin embargo, aunque la soledad puede ser difícil de sobrellevar, también puede ser un momento para la introspección y reflexión. En esos momentos, la voz amiga de Dios resuena en nuestras entrañas, diciéndonos: “Venid a mí los que estáis cansados”. Es entonces cuando debemos acercarnos al corazón de Dios, donde él habita, y dejar que su amor y compasión inunden nuestro ser.

El camino que transitamos por la vida es un camino de entrega y de amor. Es importante recordar que las cosas más importantes en la vida no son materiales, sino aquellas que nos hacen felices y plenos. Dios nos enseña que siempre debemos dar amor y compasión a los demás, ya que esto es lo que nos acerca a él.

En conclusión, durante el tiempo ordinario, debemos recordar que Dios siempre está a nuestro lado, ayudándonos a superar los obstáculos que se presentan en nuestro andar. Debemos tener siempre la esperanza en nuestro corazón y acercarnos a Dios cuando nos sintamos cansados o desanimados. En su amor y compasión, encontraremos la fuerza y el valor necesarios para seguir adelante en nuestro camino, y vivir una vida plena y feliz.

Con información de ReligionDigital.org