La llegada de la primavera…

¿No es este pasaje del invierno a la primavera una metáfora de lo que la Iglesia vive en nuestro tiempo?

La temporada de invierno ha sido muy distinta en diferentes partes del mundo, con fuertes tormentas y lluvias catastróficas en algunas áreas y condiciones secas en otras.

El frío tiene una connotación de encerramiento y de letargo en esta época del año, pero es necesario para que las semillas tengan tiempo de madurar y puedan florecer en primavera.

La llegada de la primavera es como dar un nuevo comienzo, con la explosión de vida que trae consigo, con árboles florecientes y la naturaleza despertando.

Es un momento de esperanza y renacimiento, aunque hay que tener en cuenta que también hay malas hierbas que pueden surgir en medio de ella.

La Iglesia también experimenta un cambio durante esta época, algunos la ven como una iglesia invernal, dormida y aletargada, mientras que otros ven brotes verdes y realizaciones llenas de gracia en personas e instituciones.

Ambas perspectivas reflejan la misma realidad pascual, en la que la Iglesia siempre está en proceso de renacimiento.

La Cuaresma y la Pascua tienen un paralelo similar con el invierno y la primavera, respectivamente.

De la misma manera en que el frío es un tiempo necesario para que las semillas maduren durante el invierno, la Cuaresma es un momento importante de introspección y reflexión en el que se prepara el corazón para la Pascua.

La Pascua trae la promesa de vida después de la muerte, la resurrección de Jesucristo y la victoria sobre el pecado y la muerte.

La vida cristiana debe ser «pascual» todo el año, con la comprensión de que la muerte y la resurrección de Jesucristo son el corazón de la fe cristiana.

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Así, la Semana Santa y el tiempo de Pascua deben ser celebrados con alegría y renovación, reconociendo la promesa de vida eterna que la fe ofrece.

Que este tiempo de Pascua traiga alegría y esperanza renovada para todos aquellos que lo celebran.

Las siguientes preguntas pueden ayudarnos a profundizar y reflexionar sobre el tema:

1. ¿Por qué la primavera nos recuerda que la vida brota a borbotones?
R: Porque el invierno ha trabajado pacientemente las semillas que debían pudrirse para dar frutos.

2. ¿Qué debemos hacer en la primavera para minimizar el daño de las malas hierbas en nuestra vida?
R: Estar atentos y hacer lo posible por minimizar el daño.

3. ¿Cómo podemos identificar la Iglesia que tenemos en la actualidad?
R: Algunos la ven aletargada y dormida, azotada por ciclones y tornados; otros ven brotes verdes y realizaciones clamorosas de la gracia.

4. ¿Qué simboliza la Cuaresma-Pascua en nuestra vida cristiana?
R: Pasar del invierno a la primavera, como pasar de la muerte a la vida, en sintonía con la muerte y resurrección de Jesucristo.

5. ¿Por qué debemos vivir nuestra vida cristiana como «pascual»?
R: Porque el dinamismo que brota de la muerte y resurrección de Jesucristo debe ser el motor de nuestra vida cristiana en todo momento.

Con información de VidanuevaDigital.com

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