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“Los Obispos Españoles: La Ley del Aborto es una Ideología Injusta que Desafía la Ciencia y Promueve la Desigualdad”.


El Tribunal Constitucional de España ha validado la Ley de aborto aprobada en 2010, lo que significa que se reconoce como un derecho. Esta decisión ha generado la reacción de la Conferencia Episcopal Española, quienes consideran que la Ley es ideológica, anticientífica y promueve la desigualdad. Por ello, los Obispos han pedido que se promuevan iniciativas que ayuden a la mujer a vivir su maternidad.

La vida humana es sagrada e inviolable en cada momento de su existencia

El Tribunal Constitucional de España ha validado recientemente la actual Ley del aborto que había sido aprobado en el año 2010 por el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero. Esta decisión ha sido rechazada por la Subcomisión Episcopal para la Familia y Defensa de la Vida de la Conferencia Episcopal Española (CEE) que ha emitido una Nota en la cual señala que, “esta decisión permitirá entender el aborto como un derecho, declarando constitucional que haya seres humanos que no tienen derechos, y avalando de este modo una ley ideológica, anticientífica y que promueve la desigualdad”.

En la Nota de los Obispos españoles se subraya que, esta resolución permitirá determinar, en nombre del materialismo más radical, la eliminación de los seres humanos en la primera etapa de su vida. “Es triste que la legislación y la política – indican los Prelados – instauren un darwinismo social al servicio del neocapitalismo más salvaje, en vez de buscar el bien común y la defensa de los más débiles”.

Además, los Obispos reiteran que desde la aprobación del aborto en 1985, los conocimientos sobre el ADN, las ecografías 3D, 4D y 5D permiten afirmar aún con más contundencia que negar que existe una nueva vida en el seno de una mujer embarazada desde la concepción es irracional, y afirmar que un supuesto «derecho a decidir sobre el propio cuerpo», una falacia.

De este modo, el Tribunal Constitucional, que debería ser el garante último de los derechos fundamentales, permitirá atentar contra la vida humana y contra la igualdad de todos. Ante esta decisión, queremos recordar que la vida humana es un don de Dios, de manera que nadie puede disponer de la vida de otro ser humano. “La vida humana es sagrada e inviolable en cada momento de su existencia, también en el inicial que precede al nacimiento. El hombre, desde el seno materno, pertenece a Dios que lo escruta y conoce todo, que lo forma y lo plasma con sus manos, que lo ve mientras es todavía un pequeño embrión informe y que en él entrevé el adulto de mañana, cuyos días están contados y cuya vocación está ya escrita en el «libro de la vida»” (San Juan Pablo II, Evangelium Vitae nº 61).

Como Iglesia, afirman los Obispos, solo podemos ser voz de los sin voz, haciendo resonar el grito silencioso de tantas vidas humanas que claman desde el seno de sus madres, pidiendo justicia para que se respete su derecho a vivir. Esto no significa en ningún sentido abandonar a las mujeres que tienen problemas para seguir adelante con su embarazo. Al contrario, queremos estar a su lado, acogiéndolas y ofreciéndoles una ayuda integral. A su vez, nos dirigimos a aquellas mujeres que han abortado voluntariamente, con el deseo de recordarles que, en el rostro misericordioso de Jesús, encontrarán consuelo y esperanza.

Por ello, los Prelados españoles piden a las distintas administraciones que, en lugar de proclamar el derecho al aborto, promuevan iniciativas que ayuden a la mujer a vivir su maternidad, evitando ser abocada al aborto. Como dice San Juan Pablo II en Evangelium Vitae: “el Evangelio de la vida no es exclusivamente para los creyentes: es para todos. El tema de la vida y de su defensa y promoción no es prerrogativa única de los cristianos. Aunque de la fe recibe luz y fuerza extraordinarias, pertenece a toda conciencia humana que aspira a la verdad y está atenta y preocupada por la suerte de la humanidad. En la vida hay seguramente un valor sagrado y religioso, pero de ningún modo interpela sólo a los creyentes: en efecto, se trata de un valor que cada ser humano puede comprender también a la luz de la razón y que, por tanto, afecta necesariamente a todos”.

Es en este sentido que la Iglesia Católica defiende y promueve la vida desde su concepción, recordando que la vida humana es sagrada e inviolable en cada momento de su existencia. La defensa de la vida nos concierne a todos, por lo que debemos unirnos y luchar contra cualquier ley que cuestione la dignidad de la vida en función de la edad.

Con información de vaticannews.va | Foto Créditos: vaticannews.va