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Noé – La Promesa de Consolación tras el Diluvio Divino

¿Cuál es el significado del Diluvio en relación con la interpretación de Dios y la destrucción de la humanidad?

El nombre de Noé está vinculado a uno de los sucesos más trágicos y devastadores que se relatan en las Escrituras.

Noé, reconocido como el héroe del Diluvio, es hijo de Lamec y nieto de Matusalén.

Dios revela a Noé su intención de aniquilar “todo ser viviente bajo los cielos; todo lo que hay en la tierra será destruido” (Libro del Génesis 6,17).

Al mismo tiempo, le ordena que construya una “nave de madera de ciprés” (Génesis 6,14) con el propósito de preservar a su familia, a las esposas de sus hijos y a los animales de la Creación.

Noé cumple esta tarea sin objeciones.

Y durante cuarenta días y cuarenta noches, las lluvias caen incesantemente.

El arca flota a la deriva sobre las aguas que cubren la superficie terrestre.

Luego, Dios retracta su decisión y, como había prometido salvar a la tripulación de Noé, decide permitir el retiro de las aguas.

Según una tradición, el arca encalla en el monte Ararat, ubicado en la actual Armenia, por el cual navegaba.

Antes de desembarcar, Noé libera una paloma que regresa por primera vez sin encontrar un lugar adecuado para posarse.

En cambio, en su segundo vuelo, el ave regresa sosteniendo una rama de olivo en su pico, indicando que la tierra vuelve a ser habitable.

Para el pueblo bíblico, que anhela de Dios una tierra sólida que fluya con leche y miel, donde se pueda encontrar seguridad, vida y prosperidad, el agua, que no es propicia para la vida humana, representa precisamente lo contrario: el temor, la ansiedad, el mal… Desde esta perspectiva, el Diluvio representa el mal absoluto que anula cualquier posibilidad de vida.

Sin embargo, aquellos que creen en la Biblia no creen en un Dios destructor, ya que, aunque sea mínima, la esperanza persiste y la justicia no puede desaparecer de la Creación.

El nombre de Noé (Noah) está asociado al verbo (nâham) en hebreo, que significa “consolar”.

El consuelo de Noé surge de las palabras que Dios pronuncia después del diluvio, comprometiéndose a no maldecir nuevamente la tierra (Génesis 8,21).

Noé, el hombre que con su rectitud salvó a la humanidad, no mantiene, sin embargo, una conducta irreprochable.

Tras el Diluvio, Noé, quien es el descubridor del vino (Génesis 9,20), se embriaga y queda dormido en una cueva.

Su hijo Ham lo ve y presencia su desnudez.

Junto a sus hermanos Sem y Jafet, visten a su padre, quien entonces les lanza una maldición.

El Libro del Génesis otorga al patriarca una vida de 950 años.

Esto puede considerarse un indicio, si se requiere, de que la historicidad de Noé es objeto de debate.

El Diluvio es un relato fundacional de las Escrituras, un mito que invita a la interpretación y comprensión.

El sentido de esta leyenda radica en entender que Dios no desea la destrucción de la humanidad, incluso si está envuelta en el mal que comete.

Con información de es.la-croix.com