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Papa Francisco: a los premonstratenses, “no a la idolatría del dinero, el diálogo entra por los bolsillos”

“Cuando en una orden religiosa, aunque sea en una diócesis, toma el relevo la actividad económica, se olvida a las personas y se olvida lo que dijo Jesús: que no se puede servir a dos señores. ‘O sirves a Dios -y esperaba que dijera ‘o al diablo’, no, no dice al diablo -o al dinero’. La idolatría del dinero. Esto nos aleja de la verdadera vocación”. Es la advertencia del Papa que al recibir en audiencia a los Canónigos Regulares Premonstratenses, con motivo del IX Centenario de la fundación de la Abadía de Prémontré, recordó que “la actividad económica de una comunidad religiosa tiene por objeto el sustento de sus miembros , su formación y su apostolado”. “La actividad económica está al servicio de la misión y de la realización del carisma: nunca es un fin en sí misma, sino orientada hacia un fin espiritual”, prosiguió Francisco: “Nunca puede contradecir la finalidad a la que sirve. Esto quiere decir que a la hora de elegir cómo ganar dinero hay que preguntarse: ¿cuál es el impacto en la gente de la zona? ¿Cuáles serán las consecuencias para los pobres, para nuestros invitados, para los visitantes? ¿Son nuestras elecciones expresión de la sencillez evangélica? ¿Favorecen la hospitalidad y la vida fraterna? Aquí vemos cómo las decisiones en el campo económico deben ser armonizadas por la misión, por el pueblo, por la comunidad, no al revés”. “No se puede servir a dos señores”, repetía el Papa: “Cuidado. El diablo suele entrar por los bolsillos”. Según Francis, además, “también debemos preguntarnos cuáles son las consecuencias sobre el medio ambiente”: “La sostenibilidad es un criterio clave, como lo es la justicia social. Como empleador, una abadía o monasterio puede considerar contratar a personas que tienen dificultades para encontrar trabajo o asociarse con una agencia de empleo social especializada. Una sabia apertura en la puesta en común del patrimonio cultural, los jardines y los espacios naturales puede contribuir al dinamismo de un territorio más amplio”. “Junto a esta preocupación por una buena gestión, es necesario ejercer aquella por quienes están fuera de la red social, por quienes están marginados por extrema pobreza o fragilidad y, por lo tanto, de difícil acceso”, recomendó Francisco: “Algunas necesidades sólo puede paliarse a través de la caridad, primer paso hacia una mejor integración en la sociedad”.