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¿Cómo impactó la fe católica en la fortaleza del arzobispo Fabio Martínez Castilla durante su enfermedad terminal?
El fallecimiento de Fabio Martínez Castilla ha sido un momento de dolor para cientos de personas en Tuxtla Gutiérrez. El arzobispo luchó valientemente contra un tumor cerebral inoperable que finalmente le arrebató la vida el 25 de noviembre. A pesar de confiar en los médicos, su salud fue deteriorándose progresivamente, llevándolo a recibir cuidados paliativos en casa para mejorar su calidad de vida.
En septiembre, la arquidiócesis de Tuxtla compartió un conmovedor video del arzobispo Martínez Castilla en sus redes sociales, donde se le ve agradeciendo a los fieles por su cercanía y envíando su bendición. Aunque con dificultades para hablar, se le ve leyendo y muy consciente de su situación, transmitiendo confianza a toda la Iglesia de Tuxtla Gutiérrez al asegurar que se sentía bien por la fuerza que le brindaba el Señor.
El arzobispo reconoció el apoyo y la compañía de los fieles durante su enfermedad, animándolos al decirles que su fe se había fortalecido en esos difíciles momentos. Agradeció también por el amor y las oraciones de la Iglesia, asegurando que se sentía acompañado y bendiciendo a todos con una sonrisa en el rostro.
Durante el fin de semana de su fallecimiento, la Iglesia de Tuxtla Gutiérrez rindió homenaje al arzobispo con honras fúnebres coincidentes con la solemnidad de Jesucristo, Rey del Universo. Su féretro fue llevado desde el Seminario hasta la catedral de San Marcos Evangelista, donde se celebraron misas exequiales en su memoria.
El lunes 27 de noviembre se llevó a cabo la última misa exequial, presidida por Alberto González Juárez, obispo de Tuxtepec y José Guadalupe Ruiz Urquín, obispo de la Prelatura de Huautla. Siguiendo el deseo del arzobispo, sus restos fueron trasladados a Isla Mujeres, Quintana Roo, donde se celebrará una última misa que será presidida por el obispo de Cancún-Chetumal, antes de ser sepultado a los pies de la Inmaculada.
El legado de Fabio Martínez Castilla permanecerá en la memoria de la comunidad de Tuxtla Gutiérrez, así como en el corazón de quienes tuvieron el honor de conocerlo. Su valentía y fortaleza durante su enfermedad, así como su amor y dedicación a la Iglesia quedarán como ejemplo a seguir para todos. Aunque su partida deja un vacío en la comunidad religiosa, su espíritu vivirá a través de las enseñanzas y el amor que dejó tras de sí. Que descanse en paz y que su memoria sea un faro de luz y esperanza para todos aquellos que lo conocieron.
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Con información de acnmex.com
