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Siguiendo el ejemplo de Jesús, el servicio al prójimo se ofrece de forma altruista

¿Cómo podemos ser como el beato José Gregorio Hernández y priorizar el servicio al prójimo sobre el interés económico en nuestras profesiones?

En la sociedad actual, es común que las personas elijan sus profesiones en función del beneficio económico que estas les pueden proporcionar. Sin embargo, olvidamos que el servicio al prójimo debe ser la principal motivación en la elección de nuestra vocación. En la audiencia general del miércoles 13 de septiembre de 2023, el Papa Francisco dedicó unas palabras a un laico ejemplar, José Gregorio Hernández Cisneros, quien fue médico, científico y profesor universitario en Venezuela y vivió durante la primera guerra mundial.

José Gregorio Hernández es un ejemplo interesante de cómo podemos enfocar nuestras profesiones y vidas en función del servicio a los demás. Desde temprana edad, mostró su deseo de dedicar su vida a los más necesitados. A los 17 años, comenzó sus estudios médicos, lo cual demuestra su gran inteligencia. Incluso ganó una beca para continuar estudiando en París. Paralelamente, José Gregorio profesaba un profundo amor por Dios. Acudía a Misa y comulgaba diariamente, rezaba el rosario y pertenecía a la Orden Franciscana Seglar.

Una vez finalizados sus estudios, José Gregorio regresó a su país y abrió una consulta médica donde atendía gratuitamente a los enfermos sin recursos. Por esta razón, fue conocido como el médico de los pobres. Su labor como médico no se limitó solo a atender a los enfermos, sino que también realizó valiosos estudios en bacteriología, embriología, fisiología e histología. Además, introdujo el uso del microscopio en Venezuela.

El beato José Gregorio Hernández también tuvo en mente la posibilidad de ordenarse como sacerdote. De hecho, ingresó al monasterio de la orden de San Bruno en la Cartuja de Farneta, en Italia. Sin embargo, debido a problemas de salud, tuvo que regresar a Caracas y a sus actividades académicas. En 1913, intentó ingresar nuevamente a un seminario romano, pero lamentablemente tuvo que abandonarlo debido a una enfermedad.

Lo destacable de la vida de José Gregorio Hernández es su entrega a la misión de servir a los más desprotegidos. Siempre estuvo preocupado por los menos favorecidos y los visitaba después de ir a Misa, ofreciendo sus servicios de forma gratuita a aquellos que no tenían recursos. Su entrega y sencillez le ganaron el amor y el respeto de todos los que lo conocieron. Era una persona amable, alegre, buen bailarín y totalmente dedicado a su labor como médico, investigador y maestro.

El valor heroico de José Gregorio Hernández también reside en su incansable trabajo durante la epidemia de gripe española en 1918. Además, ofreció su vida para que la paz regresara al mundo, que en ese momento estaba sumido en la cruel primera guerra mundial. Dios concedió su deseo, ya que falleció atropellado por un automóvil el día en que se firmó el tratado de paz, el 29 de junio de 1919.

Pidamos a Dios que, al igual que el beato José Gregorio Hernández Cisneros, podamos entregar nuestras vidas al servicio de los demás, priorizando siempre el bienestar del prójimo por encima del interés económico. Recordemos que nuestras profesiones deben ser un medio para servir y amar a nuestros semejantes, siguiendo el ejemplo de este gran hombre de fe.

Con información de aleteia.org | Foto Créditos: Aleteia