El santo Cura de Ars nos explica que nacemos para morir y morimos para ser juzgados. El juicio particular es tremendamente estricto y si "no fuera por la religión (católica) que nos ha enseñado que podemos hacer menos temible aquella hora suprema llevando una vida que en todo momento nos ofrezca la esperanza de que Dios se apiadará de nosotros, caeríamos en desesperación". Todos hemos de ser juzgados de forma particular, donde se nos dará una sentencia. Después vendrá el juicio final que consiste en mostrarle a todo el mundo todas nuestras acciones y el veredicto dado por Dios (vida o muerte eterna).
Amen
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