Jesús, a través de Mateo relee las tres obras de piedad previstas en la ley mosaica: oración, limosna y ayuno. Pero ¿tienen sentido hoy estas prácticas cuaresmales que nos invitan a entrar en contacto con Dios? Oración. ¿A la solidaridad con los que menos tienen? Limosna. ¿A recuperar el control sobre nuestra propia vida? Ayuno.
En todo el texto de Mateo, Jesús rechaza con vehemencia, una actitud, la hipocresía, en algunos círculos de nuestro tiempo, el afanarse por “caer en gracia”, tener buena imagen, “para ser honrados por la gente”, “para que les vean los hombres”descuidando el trabajo interior por ser auténtico, ser veraz en lo que se hace o dice.
¿Hacemos lo que hacemos para impresionar a la gente? ¿Hacemos lo que hacemos como fruto de nuestro sincero deseo de expresar mi relación con Dios, conmigo mismo o con los demás?
Se nos pide hoy entrar en nuestro mundo de intenciones para descubrir si hay alguna práctica no adecuada con el mensaje de hoy y ponernos en camino de conversión. “Dame, Señor un corazón puro, renuévame por dentro con espíritu firme”
Se nos invita al comienzo de esta cuaresma, a “hablar con el Padre que está en lo profundo de nuestro corazón” a encontrarnos con El a través de nuestra oración

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