NOVENA AL SANTÍSIMO SACRAMENTO DEL ALTAR, DÍA 4°.

Bendito sea nuestro Señor Jesucristo, en el Santísimo Sacramento del altar.

NOVENA AL SANTÍSIMO SACRAMENTO DEL ALTAR

(DIA CUARTO)

Novena tomada del libro Coloquios con Jesucristo en el Santísimo Sacramento del Altar, escrito en francés por un religioso benedictino de la Congregación de San Mauro, y traducida al castellano por Don Felipe Moreno Estepar en 1796. 4ª edición publicada en Madrid por la Imprenta de la calle de la Greda en 1819.

NOVENA AL SANTÍSIMO SACRAMENTO DEL ALTAR

Bendito y alabado sea el Santísimo Sacramento del Altar, y la Virgen concebida sin pecado original.

Por la señal ✠ de la Santa Cruz, de nuestros ✠ enemigos, líbranos Señor ✠ Dios nuestro. En el nombre del Padre, y del Hijo ✠, y del Espíritu Santo. Amén.

ACTO DE CONTRICIÓN

Dios y Señor mío, mi Criador, mi Redentor y Glorificador, en quien creo, en quien espero, a quien adoro y amo sobre todas las cosas: penetrado mi corazón del más vivo dolor de haberte ofendido, recurro a tus pies y presencia santísima, conociendo que he pecado delante del cielo, y contra ti; y por ser quién eres infinita bondad, me pesa una y mil veces de haberte ofendido: recibe, Señor, la contrición de mis pecados, y auméntala, y perfecciónala para que sea firme el propósito que hago de nunca más volverte a ofender, y de confesarme. Y en reconocimiento de la misericordia, que espero me has de conceder, admitiéndome a tu gracia, quiero dedicarme a tu obsequio en el Santísimo Sacramento, donde te alabaré y bendeciré toda mi vida. Amén.

DÍA CUARTO

CONSIDERACIÓN: NUESTRO SEÑOR EN EL SANTÍSIMO SACRAMENTO COMO MÉDICO

Amabilísimo Señor y Médico de mi alma, que entre los nombres con que quisiste dar a conocer tu misericordia, fue llamándote médico; significando también los oficios que como tal haces, en aquel samaritano que habían herido los ladrones, y se hallaba postrado en el camino; y para que sanásemos de nuestras enfermedades, te dignaste dejar en tu Iglesia la singularísima medicina de tu propia Carne y Sangre, con la cual nos curas de todas perfectamente; sanando las pasadas, preservando las futuras, y reparando la flaqueza de mi espíritu: compadécete, ¡oh Médico divino!, de todos mis males. Mirad, Señor, que ha muchos años que los padezco. Haced pues, que, aplicándome a recibir debida y frecuentemente tan soberano remedio, cobre la salud que necesita mi alma. Amén.

Ahora se reza una Estación, consistente en seis Padrenuestros, Ave Marías y Glorias, y después se dirán estos:

AFECTOS

Tú eres mi Dios, y te confesaré siempre en este Santísimo Sacramento.

Tú eres mi Dios, y te exaltaré.

Te confesaré siempre, porque te has dignado oír mis súplicas en este lugar de propiciación.

Glorificaré tu nombre eternamente, porque así manifiestas sobre mí tu misericordia.

Tú solo eres Dios; y no hay otro fuera de ti. Tú solo Santo. Tú solo Señor.

Tú solo Altísimo... Tú esplendor del Padre. Figura de su sustancia. Ilumina mi entendimiento, y abrasa mi corazón con tu amor.

Aquí se hará la súplica, pidiendo a nuestro Señor lo que se desee conseguir por medio de esta Novena.

ORACIÓN COMÚN PARA TODOS LOS DÍAS

Dios eterno y misericordiosísimo, que obligado de tu infinita caridad quisiste enriquecer a tu Iglesia con el preciosísimo e inestimable tesoro de tu Cuerpo y Sangre, para ser en la Eucaristía rey que nos gobiernas, pastor que nos diriges, médico que nos sanas, maestro que nos enseñas, padre que nos amas, sol que nos alumbras, y fuente divina e inagotable de donde se derivan todas las gracias; reconocida mi alma a tus infinitas finezas, quisiera arder en el fuego de los Serafines para derretirse en tu obsequio, y saber darte gracias por haberte quedado en el Santísimo Sacramento para unirte a nosotros con vínculo tan estrecho de dulcísima caridad, o poder recompensar las injurias que recibes de tantos infieles y herejes, y de los malos cristianos con sus comuniones sacrílegas, o del olvido que padeces en las iglesias, donde no quieren hacer caso de Vos los hombres, con quienes aseguras tienes tus delicias. Pero ya que son tan débiles y pobres mis afectos, yo te ofrezco todas las adoraciones que te tributan los bienaventurados, y las alabanzas que te dio en la tierra, y te dará en el cielo la reina de los Ángeles María Santísima. Recíbeme, Señor, por perpetuo esclavo tuyo, y haz que lo acredite en la reverencia con que te adore, y en el celo con que promueva tus cultos. Te encomiendo las necesidades en que se halla tu santa Iglesia, y te pido humildemente mires con perpetua misericordia a este tu católico reino, que tanto te ha venerado. Que destruyas las herejías, conviertas a los pecadores, y perfecciones a los justos. Abrid, Señor, vuestra mano liberalísima, y compadecido de todas mis necesidades temporales y espirituales, dadme el remedio que en todo necesito, para que, santificado con tu gracia, te alabe por todos los siglos. Amén. 

HIMNO

¡Oh, Hostia saludable!

Tú que abres las puertas del cielo,

préstanos tu fortaleza y tu auxilio

cuando los enemigos estrechan el cerco.

Para Ti, Señor, uno y trino,

sea siempre la gloria eterna,

que nos conceda una vida sin fin

en la patria (el Paraíso). 

℣. Nos has dado Pan del Cielo.

℟. Que contiene en sí todo deleite.

ORACIÓN

Oh Dios, que en este sacramento admirable nos dejaste el memorial de tu pasión, te pedimos nos concedas venerar de tal modo los sagrados misterios de tu Cuerpo y de tu Sangre, que experimentemos constantemente en nosotros el fruto de tu redención. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.  

Bendito y alabado sea el Santísimo Sacramento del Altar, y la Virgen concebida sin pecado original.  

En el nombre del Padre, y del Hijo ✠, y del Espíritu Santo. Amén.


BARBARA YANETH TUTA MARTÍNEZ

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