Santo evangelio según San Mateo 4, 12 - 23
Al enterarse Jesús de que habían arrestado a Juan en Cafarnaún, junto al mar, en el territorio de Zabulón y Neftalí, para que se cumpliera lo dicho por medio del profeta Isaías: “Tierra de Zabulón y tierra de Neftalí, camino del mar, al otro lado del Jordán, Galilea de los gentiles. El pueblo que habitaba en tinieblas vio la luz grande; a los que habitaban en tierra y sombras de muerte, una luz les brilló”. Desde entonces comenzó Jesús a predicar diciendo: “Conviértanse, porque está cerca el reino de los cielos”. Paseando junto al mar de Galilea vio a dos hermanos, a Simón, llamado Pedro, y a Andres, que estaban echando la red en el mar, pues eran pescadores. Les dijo: “Vengan en pos de mí y los haré pescadores de hombres”. Inmediatamente dejaron las redes y lo siguieron. Y pasando adelante vio a otros dos hermanos, a Santiago, hijo de Zebedeo, y a Juan, su hermano, que estaban en la barca restaurando las redes con Zebedeo, su padre, y los llamó. Inmediatamente dejaron la barca y a su padre y lo siguieron. Jesús recorría toda Galilea enseñando en sus sinagogas, proclamando el evangelio del reino y curando toda enfermedad y toda dolencia en el pueblo. ✝️
Celebramos el tercer domingo del tiempo Ordinario, continuamos recorriendo este camino que nos muestra las enseñanzas que nos dejó Jesús en su paso por la tierra. Por mandato del Papa Francisco, cada tercer domingo Ordinario celebramos el domingo de la Palabra de Dios, esto significa que en este día se haga un especial realce a la Biblia, nuestro libro Sagrado a través del cual Dios nos habla y nos instruye. Que bueno es que en todas nuestras casas la Santa Biblia tenga un lugar especial donde toda la familia la tenga como el centro de sus vidas, pero no solamente es tener la Biblia como un objeto, la invitación es a leerla todos los días ya sea en privado o en familia, hacer la lectio divina es una gran ayuda para santificarnos cada dia, si no sabemos en qué orden leerla podemos tomar las lecturas de la Eucaristía de cada día, la Iglesia ha distribuido la liturgia de una manera que todos los días Dios nos habla y nos ilumina.
En el evangelio de este día escuchamos el inicio del ministerio de Jesús, luego del arresto de Juan el Bautista Jesús empieza su recorrido por las distintas regiones y ciudades anunciando que el reino de Dios había llegado y era el tiempo de la conversión. En un segundo momento el evangelio nos cuenta la vocación de los primeros discípulos, eran hombres que vivían de su profesión de pescadores, Pedro y Andrés que eran hermanos reciben el llamado de Jesús que se fija en ellos al pasar por allí, no lo dudan y dejan su trabajo y siguen al Maestro. Luego se repite la escena con otros dos hermanos, Santiago y Juan al recibir la llamada de Jesús dejan a su padre y sus vidas y van detrás de aquel que les dará una nueva vida.
Para nuestra reflexión tomemos esta hermosa expresión de Jesús: “Vengan en pos de mí y los haré pescadores de hombres”. Jesús se vale de la profesión de pescadores de aquellos hombres para darle un impacto más a su llamado, los invita a ya no seguir pescando peces sino hombres, les da la opción de una vida nueva. ¿Cuántas veces el Señor nos ha dicho lo mismo a nosotros?. Muchas veces nos ha dicho “Vengan conmigo”, en cada Eucaristía nos está invitando a seguirlo, nos ofrece cambiar totalmente nuestras vidas. Podemos estar perdidos en los caprichos de este mundo, esclavos del dinero, del placer o de las diferentes cosas mundanas de la sociedad y Él pasa por nuestras vidas, se fija en cada uno y nos llama dulcemente con su voz, nos dice “Deja eso, ven conmigo”, ¿Cuál ha sido nuestra respuesta? ¿Estamos tan perdidos en el mundo que seguimos con lo nuestro? O por el contrario, ¿Al igual que los discípulos dejamos todo y caminamos detrás del Maestro?. Hoy el Señor nos quiere hacer hombres y mujeres nuevos, quiere que también nosotros seamos pescadores de hombres, eso significa atraer esas personas que están alejadas de Dios para que vuelvan al hogar del Padre que nunca deja de esperarlos. Dejemos nuestras redes, dejemos nuestras malas costumbres y pecados y vayamos con el Amigo fiel que hoy nos está llamando.
Oración:
Señor, una vez más agradecemos el inmenso amor que nos tienes. Gracias por tu evangelio y por darnos la Buena Noticia de Salvación, esta misma que nos ha otorgado la redención. Te pedimos que nos concedas la gracia de permitir que la luz de tu Buena Nueva nos lleve a salir de nuestras situaciones de tinieblas y oscuridad, para sentirnos más hermanos en la Iglesia y esperar con anhelo la posesión total de tu Reino. Que podamos conocer más al Señor por medio de la fe, no solo al que pasó haciendo historia en medio de su pueblo, sino al que camina con nosotros, nos ama y no nos abandona. Madre del Amor Hermoso, danos la gracia de tu intercesión para vivir con radicalidad el evangelio de tu Hijo. Amén
Oremos en este día por los responsables de las naciones y de los organismos internacionales, para que busquen con conciencia recta, lo que es más favorable para el progreso, y no se dejen dominar por el afán del dinero y del poder.